Si encuentras a Nietzsche… ¡mátalo!

sunyataSe cuenta que hace mucho tiempo, en la antigua y mística China, un discípulo pidió instrucción espiritual al maestro Lin-chi (posteriormente conocido como Rinzai en Japón), y éste le aconsejó:

—Si encuentras a Buddha, mátalo.

Esta frase tan terrible es un famoso koan zen, que nos enseña el verdadero camino hacia la libertad.

El Buddha histórico predicó la liberación del hombre, y esa liberación consiste en derribar los ídolos que nos oprimen. La veneración al maestro es una forma de idolatría que debemos erradicar si queremos ser verdaderamente libres.

Nietzsche también predicó sobre la verdadera libertad, y por eso destrozó a martillazos los viejos ídolos que han sometido la mente humana por milenios. Lo hizo no para que pensemos como él, sino para que pensemos por nosotros mismos (sin obedecer a absurdas tablas de valores que carecen de significado).

Retrato de Nietzsche por el pintor noruego Edvard Munch (1863-1944).

Retrato de Nietzsche por el pintor noruego Edvard Munch (1863-1944).

Nietzsche es un verdadero libertador del pensamiento, y mal haríamos si tratáramos de convertir sus enseñanzas en dogmas aplastantes (aunque siempre aparecerán fariseos que intenten reducir su filosofía a una doctrina académica muerta –sin embargo, a éstos fraudes no les queda otra que jalarse los cabellos del desespero, ya que es imposible domesticar la filosofía nietzscheana).

Leamos el consejo que el Zaratustra nietzscheano regala a sus seguidores:

comillasCuando Zaratustra hubo dicho estas palabras calló como quien no ha dicho aún su última palabra; largo tiempo sopesó, dudando, el bastón en su mano. Por fin habló así: – y su voz se había cambiado.

¡Ahora yo me voy solo, discípulos míos! ¡También vosotros os vais ahora solos! Así lo quiero yo.

En, verdad, este es mi consejo: ¡Alejaos de mí y guardaos de Zaratustra! Y aún mejor: ¡avergonzaos de él! Tal vez os ha engañado.

El hombre del conocimiento no sólo tiene que saber amar a sus enemigos, tiene también que saber odiar a sus amigos.

Se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo. ¿Y por qué no vais a deshojar vosotros mí corona?

Vosotros me veneráis: pero ¿qué ocurrirá si un día vuestra veneración se derrumba? ¡Cuidad de que no os aplaste una estatua!

¿Decís que creéis en Zaratustra? ¡Mas qué importa Zaratustra! Vosotros sois mis creyentes, mas ¡qué importan todos los creyentes!

No os habiáis buscado aún a vosotros: entonces me encontrasteis. Así hacen todos los creyentes: por eso vale tan poco toda fe.

Ahora os ordeno que me perdáis a mí y que os encontréis a vosotros; y sólo cuando todos hayáis renegado de mí, volveré entre vosotros.

En verdad, con otros ojos, hermanos míos, buscaré yo entonces a mis perdidos; con un amor distinto os amaré entonces. (1)

En pocas palabras: el verdadero maestro no busca que le sigas… más bien, busca que te sigas a ti mismo.

La filosofía nietzscheana y la filosofía zen tienen como intención común el liberar al hombre de los fantasmas de su mente. Y la ciega veneración al maestro es uno de los fantasmas más dañinos.

"Le Buddha" del pintor francés Odilon Redon (1840-1916)

"Le Buddha" del pintor francés Odilon Redon (1840-1916)

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Voy a finalizar este posteo con un material muy interesante que habla sobre un punto de convergencia entre los caminos de dos filósofos extremadamente radicales: el Buddha histórico (el «fisiólogo») y Zaratustra-Nietzsche (el anunciador del rayo):

comillasLa grandeza que Nietzsche le reconoce a Buda, es que su doctrina está exenta de coacciones, de exigencias de lucha contra quienes piensan de otro modo, devolviendo a la persona sus intereses más espirituales: «En la doctrina de Buda el egoísmo se convierte en un deber: el ‘una sola cosa es necesaria’, el ‘cómo te liberas tú del sufrimiento’ regulan y limitan la dieta espiritual entera…». Pareciera oírse al mismo Buda, cuando dice: «Solamente el mismo hombre puede ser señor de sí mismo; ¿qué otra persona de afuera podría ser su maestro? … Uno mismo se hace el daño y es uno mismo quien lo sufre… lo puro y lo impuro proceden de uno mismo: ningún hombre puede purificar a otro».

Buda nos enseña que uno mismo es quien tiene que cuidar de sí y trabajar para su propia salvación. Si yo no me salvo, no puedo esperar que me salven los demás; el individuo es el único responsable de sus acciones. Buda nunca invocó a otro salvador, ni siquiera él mismo se presentó como tal. Este principio sirvió para desarrollar el autocontrol y el sentido de la responsabilidad dentro del budismo. Paralelamente, oigamos lo que nos dice Nietzsche: «En el ideal del budismo se percibe la aspiración a librarse de toda coacción moral, que coincide con la esencia de toda perfección, bajo el supuesto de que las mismas buenas acciones sólo son necesarias provisionalmente, como meros medios, para llegar a renunciar a toda acción».

El budismo ha puesto un énfasis decisivo en el esfuerzo individual, lo que implica una reafirmación de la individualidad como única fuente de nuestras acciones, de nuestra responsabilidad y de nuestra perfección.

Buda no quiso ser tomado como «salvador» ni como «santo». En su último sermón, llamado «La Despedida», pronuncia estas palabras: «Sed vuestras propias lámparas. Descansad sobre vosotros mismos, y sobre ningún auxilio exterior. Mantenéos firmes en la verdad de vuestra lámpara. Buscad la libertad únicamente en la verdad, y no pidáis auxilio a nadie más que a vosotros». Estas palabras nos recuerdan aquellas de Zaratustra, cuando nos dice: «Ahora yo me voy solo, discípulos míos! También vosotros os vais ahora solos! Así lo quiero yo … Se le recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo … No os habíais buscado aún a vosotros: entonces me encontrastéis. Ahora os ordeno que me perdáis a mí y que os encontréis a vosotros…». (2)

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Referencias:

(1) Nietzsche, Así habló Zaratustra, «De la virtud que hace regalos». Trad. Andrés Sánchez Pascual. AlianzaEditorial, Madrid.

(2) Tomado de La interpretación del budismo en Nietzsche (de Guillermo Goicochea), publicado en «Konvergencias, Filosofía y Culturas en Diálogo«. Recomiendo la lectura completa del mencionado artículo.

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6 comments on “Si encuentras a Nietzsche… ¡mátalo!
  1. jjip dice:

    «Si encuentras a Nietzsche, mátalo.»

    Dicho así, queda muy bien; porque todos sabemos que es un koan, que Nietzsche ya está muerto y que no va a pasar nada.

    ¿Pero que pasaría si alguien propusiese, por ejemplo, quemar el Archivo Nietzsche?

  2. jjip dice:

    «Si encuentras a Nietzsche, mátalo»

    Este imperativo no me acaba de gustar. Suena muy fuerte, sí; pero no es factible. Es una forma de decir que seamos libres, que no caigamos en ninguna idolatría; pero como Nietzsche está muerto, se queda simplemente en palabras.

    Propongo algo mucho más modesto, pero que se puede hacer:

    Si encuentras un libro de Nietzsche, quémalo.

    • De todas formas es un podo absurdo, teniendo en cuenta que todos hemos llegado a esa conclusión…leyendo a Nietzsche jajajaja

      • Genaro dice:

        De eso se trata. El conocimiento ya fue adquirido, aprendido, o recordado, según la ideología que mas le guste. Entonces, ¿para qué aferrarse a sus libros? tal vez sea tiempo de comenzar a dibujar nuestros propios caminos, o escribir nuestros propios libros.

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